1. Dubrovnik, Makarska, Hvar y Korčula – Croacia
Croacia combina historia y paisajes de ensueño en su costa dálmata. Dubrovnik, la “Perla del Adriático”, deslumbra con su casco amurallado y calles empedradas de película. Makarska, entre montañas y playas turquesas de canto rodado, es un destino vibrante con una rambla llena de restaurantes; Hvar, con su vida nocturna y campos de lavanda, es la “Ibiza de Croacia”; y Korčula, con su legado veneciano, tiene calas escondidas, un casco antiguo que se mantiene en el tiempo y excursiones en barco a islotes y cuevas cercanas.

2. Santorini, Naxos y Milos – Grecia
El conjunto de islas Cícladas en Grecia son el epítome del paraíso mediterráneo. Santorini, con sus casas blancas y cúpulas azules, es famosa por sus atardeceres en Oia, mientras que Naxos, la más grande del archipiélago, ofrece playas interminables y un interior montañoso con pueblos tradicionales. Milos, por otro lado, se caracteriza por sus paisajes lunares y calas escondidas como Sarakiniko y Kleftiko, además de ser una isla de pescadores que aún tiene pequeñas casas que caen directamente en el mar.

3. Mallorca – España
La isla más grande de las Baleares cautiva con su diversidad de paisajes: calas de arena blanca, montañas escarpadas en la Sierra de Tramuntana y pueblos medievales que parecen intactos. En Palma, su capital, hay una gran oferta hotelera y un casco antiguo muy desarrollado. Además de sus playas, Mallorca es un destino de senderismo y enoturismo, con bodegas que producen vinos de excelente calidad.

4. La Puglia – Italia
Ubicada en el “tacón” de la bota italiana, La Puglia es una joya menos explorada, pero aún así fascinante. Alberga playas cristalinas en el Adriático y el Jónico, pueblos de piedra blanca como Ostuni, Lecce con su arquitectura barroca y los icónicos “trulli” de Alberobello, declarados Patrimonio de la Humanidad. Viajar a La Puglia significa vivir la auténtica Italia: cerros llenos de olivos, mercados de pescadores, casas de piedra en calles estrechas, trattorias y pequeños hoteles boutique con enredaderas en su fachada.

5. Costa Azul en Francia
Desde Mónaco hasta Saint-Tropez, la Costa Azul es pura sofisticación y belleza natural. Sus playas de aguas turquesas, pueblos medievales como Èze y puertos impresionantes lo convierten en un destino exclusivo. Niza ofrece una mezcla de glamour y tradición, Cannes deslumbra con su festival de cine y Antibes se caracteriza por su ambiente íntimo y auténtico. Además de hacer playa, en sus restaurantes se degusta la increíble gastronomía francesa, con el bouillabaisse y los vinos rosados de la Provenza como destacados.

6. Cerdeña – Italia
Cerdeña es un paraíso mediterráneo con playas de arena blanca y aguas turquesas que compiten con el Caribe. La Costa Esmeralda, con destinos exclusivos como Porto Cervo, es famosa por su glamour, mientras que el sur de la isla, con playas como Chia y Villasimius, ofrece un ambiente más relajado. Conocer Cerdeña en barco es una de las mejores maneras de descubrir su costa escarpada y playas escondidas que solo son accesibles por mar, tanto en tours organizados como con alquileres privados de veleros y lanchas.

7. Algarve – Portugal
La región más al sur de Portugal se distingue por sus acantilados dorados, grutas marinas y playas de aguas cristalinas. Sagres, Aljezur, Lagos y Albufeira son algunos de sus destinos más destacados, mientras que la Praia da Marinha y las cuevas de Benagil son paradas imprescindibles del roadtrip. Muchas personas eligen visitar Algarve en motorhome por sus rutas escénicas y facilidad para estacionar para pasar la noche.

8. Costa Brava – España
A solo una hora de Barcelona, la Costa Brava tiene calas escondidas, acantilados imponentes y aguas turquesas. Este tramo del Mediterráneo, que suele recorrerse en roadtrip, se extiende desde Blanes hasta la frontera con Francia y alberga pueblos costeros encantadores como Tossa de Mar y Cadaqués. A este destino de playa lo caracterizan sus ruinas greco-romanas, parques naturales y una gastronomía en donde predominan los mariscos frescos y vinos del Empordà.

9. Costa Amalfitana – Italia
Este tramo de costa en el sur de Italia es una obra maestra natural y arquitectónica. Sus pueblos coloridos de postal, como Positano, Amalfi y Ravello, se despliegan en los acantilados sobre el mar Tirreno y no es sorpresa que haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad. La Costa Amalfitana combina cultura, playas espectaculares y una de las cocinas más refinadas de Italia, con especialidades como el limoncello y la pasta con mariscos.

10. Riviera Albanesa – Albania
La Riviera Albanesa se mantiene como un destino alejado de la masa de turistas, pero no así menos deslumbrante. Desde Ksamil, hasta la histórica Himarë y el vibrante puerto de Saranda, esta costa del mar Jónico es una alternativa asequible y espectacular a las más conocidas del Mediterráneo. Sus playas, muchas aún vírgenes, se combinan con sitios históricos como el yacimiento de Butrinto, declarado Patrimonio de la Humanidad, y una gastronomía con influencias griegas e italianas.
